La extrema derecha ganó las elecciones parlamentarias en Austria con su mejor resultado histórico. El Partido de la Libertad (FPÖ) se sitúa en un 28,8%, superando a los democristianos y a los socialdemócratas.
El líder ultraderechista Herbert Kickl celebró el «milagro azul» mientras los activistas le esperaban en la fiesta en Viena. Por su parte, el canciller conservador Karl Nehammer lamentó no haber logrado su objetivo de ser primero.
El FPÖ lideró las encuestas desde hace dos años y alcanzó el primer puesto con un 25,4%, su primera victoria nacional desde las elecciones europeas de junio. Herbert Kickl superó el resultado de Jörg Haider en 1999, marcando un hito para el partido.
Tras una dura caída en 2019 debido a casos de corrupción, el FPÖ ha mostrado un fuerte crecimiento con un salto de 13 puntos porcentuales en estas elecciones. A pesar de eso, no tiene posibilidades de gobernar solo.
El canciller Nehammer insistió en que los ultras son un peligro para la seguridad del país, pero no descarta una posible coalición. El descontento por el costo de vida ha favorecido al FPÖ, que tiene posturas radicales en inmigración y asilo.
A pesar de las diferencias, conservadores y ultras podrían negociar una coalición debido a similitudes en temas económicos y migratorios. Otra opción sería una coalición entre conservadores y socialdemócratas para mantener el gobierno sin el FPÖ.
El presidente Van der Bellen deberá garantizar la formación de un Gobierno que respete los valores democráticos. No se descarta una crisis si el ultralíder Kickl llega al cargo de canciller y es vetado debido a sus posturas extremistas.
Las elecciones en Austria marcan un cambio en el panorama político con la victoria histórica de la extrema derecha, lo que genera incertidumbre sobre el futuro del país y las posibles coaliciones que puedan formarse en el gobierno.