En un fin de semana, Colombia registró cuatro masacres con tres personas asesinadas en cada evento. En lo que va del año, ha sido el fin de semana más violento del país en territorios donde hay conflictos armados, y el más intenso en la región de Santanderes, la región nororiental donde grupos como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Frente 33 de las disidencias de las FARC acordaron una tregua silenciosa que ahora está en crisis.
Wilfredo Cañizares, de Fundação Progresar, ONG de derechos humanos, dijo que en 2024 lograron confirmar que en al menos cinco municipios de la subregión del Catatumbo había presencia de hombres que se identifican como miembros del EPL. Para él, es un tercer actor armado el que está en el radar de los dos grupos que compiten en esta región del país, donde se ubica Tibú, el municipio con más cultivos de coca en Colombia y el mundo, con 22 mil hectáreas.
El primer hecho violento del fin de semana en esa subregión, ubicada en la frontera con Venezuela, se registró el viernes 4 de octubre: tres personas fueron encontradas asesinadas en la vereda Aratoque, zona rural del municipio de La Playa de Belén. Ese mismo día y a 35 kilómetros de distancia, en el municipio de Ábrego, también fueron encontrados asesinados con armas de fuego tres hombres en la localidad de Las Rojas. Para Leonardo González, director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), “cuando las víctimas son personas que podrían haber tenido alguna relación con un actor armado, la investigación tiende a indicar que se trata de un ajuste de cuentas; Pero cuando las víctimas son comunidades o líderes, generalmente indica que se trata de un ejercicio de control social o de dictadura local para dominar a la población”.
González también afirma que las masacres en esta parte del país son la señal que puede confirmar que se ha roto la tregua silenciosa que existía entre el ELN y el frente 33 de las FARC. “Fue un pacto para limitar acciones, o sea, esto siempre existe cuando dos o tres actores trazan una especie de línea imaginaria para dividir y controlar el territorio”, afirma. Una de sus hipótesis, que también comparte Cañizares, es que las tensiones entre ambos grupos están siendo aprovechadas por el nuevo EPL, como un tercer actor armado que busca consolidar su presencia territorial.
El director de la Fundación Progresar también destaca que entre los municipios de La Playa, Hacarí y Ábrego, tres zonas históricamente dominadas por el ELN y la economía cocalera, “se forma un triángulo en el que también estaba el EPL y es ahí donde, Coincidentemente, están reapareciendo”. Para explicar la magnitud de las masacres, Cañizares advierte que son crímenes ruidosos que se cometen con la intención de dejar huellas, de golpear la autoridad sobre la mesa. “Es diferente a las desapariciones, por ejemplo, que son crímenes silenciosos que no dejan rastro”, destaca.
En diálogo con La W, El comandante de la policía de Norte de Santander, coronel Néstor Arévalo, afirmó que el ELN fue seguramente responsable de las dos masacres, actos violentos cometidos para impedir el ingreso del EPL al territorio. También aseguró que uno de los hombres asesinados en La Playa era integrante de ‘Los Pelusos’, como se conocía a las disidencias del EPL.
Un poco más al oeste, en el barrio Puerto Olaya, en Cimitarra (Santander), ocho hombres armados asesinaron a tres menores (12, 15 y 16 años) en el interior de una vivienda. En ese municipio, las autoridades impusieron un toque de queda obligatorio entre las 22.00 y las 6.00 horas por razones de orden público. Durante este período de tiempo ocurrieron los hechos. Según Indepaz, la madre de los adolescentes también fue golpeada dentro de la casa, pero sobrevivió a la masacre. En este caso, la relación con los actores armados en el territorio parece más difusa que el panorama en el Catatumbo, aunque en esa zona del país hay una presencia intermitente del ELN y el Clan del Golfo. El gobernador de Santander ofrece una recompensa de 60 millones de dólares a quien proporcione información que ayude a esclarecer los asesinatos.
La cuarta masacre ocurrida este fin de semana ocurrió en el municipio de La Victoria, al norte del Valle del Cauca, en el occidente del país. Personas armadas asesinaron a dos hombres y una mujer en el sector de Arrayanes. En este caso, las autoridades no revelaron la identidad de las víctimas, pero en esa zona del departamento también están presentes disidencias de las Farc, así como otros grupos criminales urbanos, como la banda La Inmaculada, cuyo epicentro es el municipio de Tuluá, pero con tentáculos en casi toda la región.