El Mundial de Clubes se está disputando con temperaturas que en algunos casos alcanzaron los 40 grados centígrados en el verano estadounidense, una dificultad añadida para algunos equipos y ventaja para otros, como el pequeño Auckland City neozelandés, que lo dejó claro: “El calor perjudica más a los rivales que a nosotros”.
Si en Seattle las temperaturas estaban en torno a los 24 grados, en Los Ángeles el termómetro marcaba 40 grados cuando el Atlético Madrid y el París Saint Germain se midieron en su estreno en el torneo.