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Identifica tu personalidad para elegir el ejercicio ideal

Identifica tu personalidad para elegir el ejercicio ideal

La Personalidad Influye en las Preferencias de Ejercicio, Revela Estudio Internacional

Un nuevo estudio sugiere que nuestras elecciones de ejercicio están íntimamente ligadas a nuestra personalidad. Investigar cómo estas características impactan en la actividad física podría revolucionar enfoques de salud y bienestar.

La investigación, publicada en la revista Borders en Psicología, analizó las cinco principales características de personalidad: extroversión, amabilidad, neuroticismo, apertura a la experiencia y responsabilidad, y cómo estas influyen en el estado físico y la adherencia a programas de entrenamiento. Los hallazgos podrían ser clave para aumentar la participación en actividad física, ya que, según la Organización Mundial de la Salud, solo el 20% de los adultos y adolescentes realizan la cantidad recomendada de ejercicio.

Flaminia Ronca, la principal autora del estudio y profesora en University College of London, sostiene que "conocernos a nosotros mismos y entender la personalidad de nuestros pacientes puede facilitar recomendaciones personalizadas que favorecen cambios sostenibles en los hábitos de actividad física". Adaptar los tipos de ejercicio a la personalidad podría no solo mejorar la adherencia a estos programas, sino también maximizar sus beneficios.

El estudio incluyó a individuos sanos que se registraron tras un anuncio en redes sociales. Divididos en grupos, algunos siguieron un plan de entrenamiento de ocho semanas, mientras que otros mantuvieron su estilo de vida habitual. Las sesiones incluyeron ejercicios aeróbicos en bicicleta y entrenamiento de fuerza, y diversos niveles de disfrute y estrés fueron medidos a lo largo del proceso.

Los resultados intercambiaron variables físicas como la masa muscular y el consumo máximo de oxígeno, analizadas en relación con las características de personalidad. Mientras que la masa muscular mostró más correlación con la edad y el sexo, se hallaron asociaciones notables entre la extroversión y la capacidad física. Los extrovertidos tendieron a disfrutar más de ejercicios intensos, especialmente en entornos grupales, lo que sugiere que su naturaleza social les impulsa a adherirse a rutinas más exigentes.

Por otro lado, aquellos con alta responsabilidad, que se caracterizan por su organización y constancia, también destacaron en el cumplimiento de su plan de entrenamiento. Se involucraron más en clubes deportivos y alcanzaron mejores resultados en pruebas físicas. Esta tendencia es significativa, ya que la responsabilidad se relaciona con hábitos saludables a largo plazo.

El neuroticismo presentó un panorama interesante. Aquellos con niveles más altos de ansiedad no solo no mostraron una peor forma física inicial, sino que además, tuvieron una recuperación cardíaca más lenta tras el ejercicio. A pesar de disfrutar menos de las sesiones intensas, sorprendió que este grupo experimentó una reducción considerable en el estrés percibido al final del programa. Esto indica que aunque podrían encontrar el ejercicio desagradable, podrían beneficiarse emocionalmente de él.

El coautor del estudio, Paul W. Burgess, sugiere que este hallazgo es vital: "El ejercicio puede actuar como una herramienta de regulación emocional, especialmente para aquellos que luchan con el estrés. La activación de áreas del cerebro asociadas con la resolución de problemas durante el ejercicio puede facilitar una mejor gestión emocional".

Además, los investigadores destacan que la personalización de los programas de entrenamiento debe tener en cuenta las distintas personalidades. Si bien los extrovertidos disfrutan de actividades más dinámicas, aquellos con altos niveles de neuroticismo pueden obtener mejores resultados con ejercicios menos intensos y más adaptados a sus necesidades.

El psicólogo deportivo José Carrasca, que no participó en la investigación, siente que este estudio añade un valor significativo al debate sobre la actividad física. Aclara que aunque existen predisposiciones, el entorno social y el aprendizaje pueden moldear estas características. "La genética es solo una parte de la ecuación; el contexto también importa".

Finalmente, los autores sostienen que la comprensión de nuestras personalidades puede ayudarnos a diseñar entornos y rutinas que favorezcan la actividad física de forma sostenible. Concluyen que, en lugar de ver la personalidad como un determinante rígido, es crucial explorar diferentes ejercicios y encontrar aquellos que realmente disfrutemos. Esto podría ser el paso más eficaz hacia una vida activa y saludable, adaptándose a nuestras singularidades.

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