Título: Inmigrantes en Florida enfrentan dilemas de seguridad en la temporada de huracanes
Florida se prepara una vez más para la temporada de huracanes, una época crítica en la que millones de residentes deben tomar decisiones vitales sobre su seguridad. Sin embargo, el temor entre las comunidades de inmigrantes se intensifica, complicando su acceso a refugios seguros durante estos desastres naturales.
La península de Florida, frecuentemente golpeada por ciclones, ha visto un aumento en la actividad de huracanes. En 2022, el huracán Ian dejó 150 muertos; este año, el ciclón Idalia causó la muerte de varios ciudadanos. Las autoridades han destinado millones de dólares para planes de contingencia que incluyen refugios, suministros y rescates. Sin embargo, en medio de estos esfuerzos, se hace evidente que el miedo a la persecución por parte de las autoridades migratorias impide que muchos inmigrantes busquen la ayuda que necesitan.
Organizaciones proinmigrantes como la Coalición de Florida Inmigrantes (FLIC) han alzado la voz, advirtiendo que muchos inmigrantes indocumentados eligen no acudir a refugios por temor a las redadas. Tessa Petit, representante de FLIC, destacó que “el nivel de miedo que han creado las autoridades puede poner en peligro la vida de estas personas”. La tensión es palpable y, a pesar de las advertencias sobre la seguridad del refugio, la desconfianza hacia las autoridades está llevando a muchos a evitar salir de sus hogares.
Históricamente, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE. UU. (USCIS) ha emitido avisos asegurando que no se realizarían detenciones en refugios de huracanes. Sin embargo, este protocolo ha cambiado en el último año. Tras la llegada de la administración de Trump, se revocaron políticas que protegían ciertos lugares, incluyendo refugios, lo que ha generado incertidumbre y desconfianza en las comunidades inmigrantes. Ante esta situación, algunos temen que las autoridades no solo ignoren su bienestar sino que se aprovechen de su vulnerabilidad.
Los efectos de las políticas migratorias han sido devastadores. Desde finales de 2022, cientos de miles de inmigrantes han perdido su estatus legal debido a la finalización de programas de protección. Muchos de ellos residen en el sur de Florida, donde las casas móviles, conocidas por ser inadecuadas frente a tempestades, representan un alto riesgo para aquellos que carecen de recursos. Un estudio revela que menos de la mitad de quienes viven en estas instalaciones se sentirían seguros evacuando a un refugio público.
Las tragedias asociadas con huracanes se concentran más en inundaciones que en vientos. La elevación del nivel del mar durante una tormenta representa una amenaza letal para las poblaciones costeras de Florida. Miami-Dade, especialmente, cuenta con numerosas zonas de evacuación, pero el miedo de los residentes, en especial de la comunidad hispana —que constituye el 70% de la población— se intensifica en esas circunstancias. Las autoridades han insistido en que la identificación no es un requisito para buscar refugio, pero la sola presencia de la policía en los refugios genera aprehensión.
El gobernador Ron DeSantis ha impulsado políticas que recientes acuerdos entre autoridades locales y federales para intensificar las medidas de control migratorio. Estas políticas han incentivado prácticas que buscan cumplir con las demandas del gobierno federal, creando un ambiente hostil y preocupante para los inmigrantes. La policía local ha dejado claro que estará presente en los refugios, lo que ha elevado aún más el temor entre quienes buscan evitarlas.
Voces dentro de la comunidad, como la de José Ernesto, un rescatista que trabaja cerca de Miami, enfatizan que muchos eligen arriesgarse en sus hogares en lugar de buscar refugio, ya que consideran la posible falta de seguridad en los refugios. "Entiendo por qué la gente se niega a ir a un refugio. La incertidumbre sobre lo que puede suceder ahí es aterradora", aclara. La angustia reside no solo en la desconfianza hacia las autoridades, sino también en la falta de información precisa sobre las condiciones en esos refugios durante emergencias.
A medida que nos adentramos en esta temporada de huracanes, los desafíos se agravan. La Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) también se encuentra en el centro del debate, ya que podrían cambiar las políticas y recursos destinados para afrontar desastres. Con una administración que ha mostrado interés en desmantelar algunas de sus funciones, la comunidad sigue con gran preocupación por lo que esto podría implicar en su capacidad de respuesta a futuros desastres.
En medio de una situación crítica, organizaciones como FLIC continúan alzando su voz para exigir atención del Estado y un cambio en las políticas que afectan a inmigrantes, quienes no solo luchan por sobrevivir en medio de desastres naturales, sino que también navegan un laberinto de temor y desconfianza. La urgencia de escuchar y proteger a estas comunidades nunca ha sido más esencial.