Brasilia – Brasil.
A pesar de su desarrollo industrial y tecnológico, el gigante sudamericano enfrenta una preocupante escasez de mano de obra calificada en la práctica. El desfase entre teoría y ejecución afecta diversos sectores clave para la economía y el bienestar social.
una de las economías más grandes de América Latina y potencia regional en el ámbito industrial, tecnológico y agrícola, enfrenta una paradoja que crece silenciosamente: la falta de profesionales capaces de ejecutar con eficacia lo que conocen en teoría. En distintos sectores, desde la mecánica automotriz hasta la informática, pasando por la construcción civil y el comercio, se evidencia un déficit preocupante de trabajadores con habilidades prácticas.
Este fenómeno ha llevado a que el país sea calificado, en tono crítico, como “el país de las impericias”, donde la abundancia de técnicos formados no se traduce en soluciones efectivas para las necesidades del mercado y la población.
Una brecha entre el saber y el hacer
En palabras de empresarios y usuarios, muchos profesionales brasileños parecen estar cada vez más preparados desde el punto de vista teórico, pero no logran transformar ese conocimiento en soluciones concretas.
«Sabemos mucho, pero resolvemos poco», afirma con frustración un pequeño empresario del ramo automotriz en São Paulo. «Un simple ajuste en un vehículo popular puede convertirse en una novela, porque el técnico conoce la ficha técnica, pero no sabe poner las manos sobre el motor.»
En el sector tecnológico ocurre algo similar. La informatización crece, pero los problemas cotidianos en sistemas o redes suelen requerir múltiples intervenciones antes de encontrar una solución, y en muchos casos ni siquiera se logra. El resultado: pérdida de tiempo, recursos y confianza.
Déficit de habilidades prácticas en sectores clave
La situación no se limita a las tecnologías o los servicios. La construcción civil, uno de los motores del empleo en el país, también enfrenta una grave carencia de obreros capacitados para cumplir con estándares de calidad y eficiencia. Los errores en la ejecución y los retrabajos son moneda corriente en obras de todo tamaño.
El comercio, otro sector clave, tampoco escapa a este patrón. Empleados con buen conocimiento del producto y capacidad de argumentación, muchas veces fallan en tareas básicas de atención al cliente, resolución de reclamos o procesos operativos simples.
Una economía que produce, pero no resuelve
Brasil sigue siendo líder regional en la producción de materias primas, en la industria automotriz, en agronegocios y en exportación de recursos naturales. Sin embargo, detrás de esa capacidad productiva, crece una incapacidad operativa que amenaza con frenar el desarrollo.
A medida que el mercado exige soluciones rápidas, eficaces y adaptables, el país parece carecer de una fuerza laboral que acompañe ese ritmo con acciones más que con discursos o diplomas. En consecuencia, algunos sectores ya analizan la posibilidad de importar mano de obra calificada desde otros países, una medida que en el pasado parecía innecesaria.
El desafío: formar profesionales integrales
Frente a este panorama, los expertos coinciden en que el país debe apostar urgentemente por una educación técnica y profesional equilibrada, que combine conocimientos teóricos con prácticas reales en situaciones de trabajo. Las instituciones formadoras, los gremios y el sector empresarial tienen un rol clave en esa transformación.
Brasil, el gigante sudamericano, no puede seguir tambaleando entre el conocimiento estéril y la ejecución fallida. Si quiere seguir siendo potencia, necesita reconectar el saber con el hacer.