Kiev sufre otro ataque devastador: al menos 13 muertos y la sede de la UE entre los daños
Kiev fue sacudida por un intenso asalto militar ruso que dejó a 13 personas fallecidas, incluidos tres menores, y graves heridas a 45 más. Este ataque, que involucró drones y misiles, también causó estragos en la sede de la Unión Europea en la capital ucraniana, lo que ha generado una ola de condenas a nivel internacional.
El embajador de la UE en Ucrania, Katarina Mathnova, fue quien alertó sobre los daños en la sede comunitaria y calificó el ataque como la respuesta de Moscú a los esfuerzos de paz internacionales. Esta estrategia de bombardeos indiscriminados se considera parte del enfoque agresivo de Rusia en el conflicto, sorprendiendo a la comunidad internacional por su violencia y la selección de los objetivos, incluidos edificios civils. También se reportaron daños en la delegación del Consejo Británico y otros edificios cercanos, con reacciones rápidas y contundentes de líderes mundiales.
Las fuerzas rusas lanzaron al menos 600 drones y 31 misiles en lo que se considera uno de los asaltos más masivos del conflicto hasta la fecha. El ministro del Interior de Ucrania, Igor Klimenko, confirmó que entre los fallecidos se encontraban tres niños, de 2, 14 y 17 años. Además, se enviaron alertas de ataque a través de diferentes regiones del país, con todas las áreas bajo el espectro de la amenaza de los misiles hipersónicos y los drones.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, condenó el ataque, instando a Rusia a recaer en su política de agresión contra la infraestructura civil y a unirse a negociaciones para una paz duradera. A través de sus plataformas sociales, Von der Leyen aseguró que el equipo de la delegación de la UE estaba a salvo, mientras el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, expresó su horror y enfatizó que la UE no se dejará intimidar ante la agresión rusa.
Los ataques rusos se distribuyeron en diferentes olas durante la noche, generando incendios y destrucción en edificios y vehículos residenciales. Testimonios locales relatan cómo miles de personas tuvieron que refugiarse a medida que avanzaban las oleadas de ataques. En un mensaje compartido en la plataforma X, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, relató el horror de las noches de bombardeos, destacando que los servicios de emergencia trabajaban para rescatar sobrevivientes entre los escombros de un "edificio residencial ordinario".
Zelenski también conectó los asaltos con los fallidos esfuerzos diplomáticos impulsados por EE.UU. para acabar con el conflicto. Afirmó que estos ataques son una clara respuesta de Rusia a quienes han aboga por una paz real. En un llamado urgente, el presidente ucraniano instó a actores internacionales como China y Hungría a reaccionar ante lo sucedido y a implementar sanciones más severas contra el Kremlin por sus acciones.
El ataque no solo impactó en la capital, sino que también afectó la infraestructura eléctrica en la región de Vinitsa, dejando a cerca de 60,000 personas sin suministro eléctrico. La respuesta del Ministerio de Defensa ruso fue escueta, informando únicamente sobre la destrucción de 13 drones ucranianos, ignorando así el impacto devastador que sus propias acciones habían tenido en las vidas de los civiles ucranianos.
Al mismo tiempo, Ucrania continuó con su ofensiva, apuntando a la infraestructura energética rusa, esencial para sustentar la maquinaria de guerra del Kremlin. Attacos a refinerías en Samara y Krasnodar han generado una reducción significativa en la capacidad de refinación de Rusia, afectando su suministro de combustible en diversas regiones. Informes aseguran que la campaña militar de Ucrania ha disminuido la capacidad de refinación de Rusia en un 17%, lo que ha llevado a un aumento significativo en los precios de combustible.
El clima de violencia y la elevada tensión parecen ser medidas premeditadas en un conflicto que no da señales de calmarse. Se teme que el ciclo de ataques continúe perpetuando la tragedia humanitaria y el sufrimiento de los civiles en ambas naciones. Con los ojos del mundo sobre la región, las posibilidades de una resolución pacífica parecen más distantes que nunca.