Tel Aviv cierra un capítulo doloroso con la liberación de rehenes en Gaza
Tel Aviv, 13 de octubre de 2025. Israel celebra la liberación de los últimos 20 rehenes israelíes que habían permanecido cautivos en la Franja de Gaza, mientras el mundo observa con expectación cómo se reconfigura el panorama político de Oriente Medio.
La entrega de los rehenes fue un evento monumental, transmitido en una pantalla gigante en la Plaza de los Rehenes, donde miles de israelíes se reunieron para celebrar el regreso de sus compatriotas. El acto festivo sirvió como símbolo de un nuevo comienzo después de semanas de incertidumbre y dolor, marcando la culminación de un proceso de paz promovido por varios países, en el que Estados Unidos jugó un papel central.
Ese mismo día, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó su iniciativa de paz para Gaza ante el Parlamento israelí. Su discurso fue recibido con una grandiosa ovación, superando incluso al primer ministro Benjamin Netanyahu en aplausos. Trump calificó el acuerdo de “histórico”, prometiendo un futuro de “concordia y armonía” para Israel y sus vecinos. Para él, la liberación de los rehenes simboliza el inicio de una era renovada en un Oriente Medio que ha vivido conflictos devastadores.
Sin embargo, el celebrado momento no oculta las tragedias recientes. La invasión de Gaza ha dejado un saldo de más de 67,000 muertos, y la situación humanitaria en la región es desoladora, con niños enfrentando la inanición. Trump, en su intervención, sugirió que las atrocidades cometidas durante el conflicto habían dañado la imagen de Netanyahu, haciendo que la paz fuese una necesidad urgente.
La firma del pacto de paz se llevó a cabo en una cumbre en Sharm el-Sheikh, Egipto, donde líderes de diversas naciones, incluido Trump, exclamaron sobre el avance histórico logrado en el último mes. “Hemos logrado cambios significativos en poco tiempo”, indicó el mandatario estadounidense, envuelto en un aura de admiración.
Sin embargo, la cumbre comenzó a tener un sesgo casi personal hacia Trump. Muchos líderes llegaron a alabarlo como el principal artífice del acuerdo de paz, evocando un reconocimiento de sus proezas diplomáticas. El presidente egipcio, Abdel Fattah el-Sisi, le dirigió un agradecimiento especial, asegurando que solo él podría haber orquestado tal avance. Esta atmósfera no pasó desapercibida, convirtiendo la cumbre en un homenaje a Trump en lugar de una celebración de la paz.
Para las familias de los rehenes, el día fue un torbellino de emociones. Los primeros siete rehenes fueron entregados a la Cruz Roja por Hamás, recibiendo un caluroso recibimiento en Israel. La alegría fue palpable en la Plaza de los Rehenes, donde el regreso de los cautivos era un motivo de celebración, aunque la sombra de los 28 rehenes muertos aún pesaba en el ambiente. La Organización de Rehenes y Familias Desaparecidas reafirmó su compromiso de buscar justicia para aquellos que ya no están, añadiendo un matiz de tristeza a la jornada.
Entre multitudes eufóricas, el presidente Trump llegó a Israel y se dirigió a la Knesset, con una presentación aclamada que lo retrató como un salvador. Las calles estaban adornadas con imágenes suyas al lado de banderas israelíes y estadounidenses; fue comparado, incluso, con Ciro el Grande, el antiguo rey persa que liberó a los judíos del cautiverio. Esta veneración renovó la discusión sobre su legado político en un contexto internacional que sigue siendo volátil.
Sin embargo, mientras se celebraba la liberación de los rehenes y se firmaban los acuerdos, la situación en Gaza continuaba siendo crítica. A medida que se liberaban aproximadamente 2,000 prisioneros palestinos en un intercambio de alto riesgo, la propaganda y las tensiones continuaban entre los diferentes grupos involucrados. La mayoría de estos prisioneros habían sido detenidos en operativos durante la invasión y se esperan complicaciones en su reintegración a la sociedad.
La situación se tornó aún más compleja cuando se reportaron tensiones en las calles palestinas, donde algunos prisioneros estaban siendo recibidos con una mezcla de celebración y disputa. Las familias de los liberados en Ramallah se congregaron, al igual que lo hicieron en Gaza, en lo que se anticipó como una nueva etapa para estos países envueltos en conflicto.
A lo largo del mundo, la visión de un nuevo Oriente Medio todavía se enfrenta a desafíos monumentales. La paz, aunque celebrada, es frágil y requiere un manejo delicado para sostenerse. Mientras los líderes mundiales aplauden resultados inmediatos, el futuro de esta paz sigue siendo incierto, con la mayoría de los habitantes de la región cautelosos ante lo que vendrá.