Según los resultados de una investigación internacional, la descomposición de la materia orgánica en los ríos se ve afectada por el aumento de la temperatura y la disponibilidad de nutrientes. Más de 800 experimentos en vías fluviales de todo el mundo revelaron que la tasa de descomposición de residuos vegetales influye en la liberación de CO₂ a la atmósfera o su retención en lagos y mares. Este proceso puede acelerar o detener el cambio climático, respectivamente.
Los ríos reciben grandes cantidades de materia orgánica de los ecosistemas terrestres, alrededor de 720 millones de toneladas al año. La descomposición de estos restos vegetales es fundamental para la cadena alimentaria y el ciclo de la vida. Sin embargo, un tercio de estos residuos se atrapan en zonas fluviales y oceánicas, afectando la capacidad de captura de carbono de estos ecosistemas. La temperatura y la disponibilidad de nutrientes son variables críticas que afectan la velocidad de descomposición.
La presencia de nutrientes es esencial para los microorganismos que descomponen la celulosa, un componente clave de los residuos vegetales. El uso de fertilizantes agrícolas ha aumentado la disponibilidad de estos elementos, lo que puede acelerar la descomposición y la liberación de CO₂. La influencia humana a través de la eutrofización del agua también afecta este proceso, especialmente en zonas densamente pobladas y agriculturizadas.
El uso de lienzos estandarizados ricos en celulosa permitió a los científicos medir la tasa de descomposición de manera universal y comparativa en diferentes ríos. Este método validado con hojas de 35 géneros vegetales reveló patrones globales en la descomposición de la materia orgánica. Este descubrimiento es crucial para comprender cómo los ríos contribuyen al cambio climático y cómo se pueden gestionar de manera sostenible.
El impacto humano y la aceleración de la descomposición en los ríos están incrementando la liberación de CO₂ a la atmósfera, en lugar de almacenarse en lagos y océanos. Este fenómeno podría afectar gravemente el equilibrio ambiental y agravar el cambio climático. En este contexto, la investigación realizada por cientos de científicos destaca la importancia de comprender y gestionar adecuadamente la descomposición de la materia orgánica en los ríos para mitigar sus impactos negativos en el medio ambiente.
El hallazgo de un modelo basado en la celulosa para predecir la descomposición de la materia orgánica en los ríos representa un avance significativo en la investigación ambiental. Este enfoque permitirá a los científicos predecir y monitorear de manera más efectiva el impacto de los cambios en la descomposición sobre el ciclo del carbono y el clima global. La colaboración internacional y la aplicación de métodos estandarizados son clave para comprender y abordar los desafíos ambientales en un contexto de cambio climático acelerado.