El Parlamento Europeo se ve sacudido por la ultraconstelación de partidos euroescépticos y eurófobos que emergen con fuerza en las elecciones. Con formaciones de extrema derecha y ultranacionalistas en ascenso, se prevé una legislatura de alto riesgo para el proyecto europeo, marcada por la consolidación de estas fuerzas y una potencial amenaza de bloqueo.
El Partido Popular Europeo (PPE) se perfila como ganador de las elecciones, aunque las ultrafuerzas suman cerca de 150 escaños, por encima de los Socialistas y Demócratas. Las formaciones de la antigua coalición europea representan el 56% de los escaños, y Los Verdes se presentan como un freno a la extrema derecha, representando el 63%.
El ascenso de la extrema derecha y los populistas en países como Francia, Alemania y Austria debilita la alianza proeuropea, aunque mantienen la mayoría en la votación provisional. La baja participación electoral, con solo el 51% de votantes, refleja la falta de movilización ante los desafíos internos y externos que enfrenta la UE.
El Parlamento Europeo se encuentra en una encrucijada, con el PPE debatiendo su futuro y enfrentando la decisión de unirse a los ultras o mantener una alianza proeuropea. La líder alemana Ursula von der Leyen promete construir un «bastión» contra los extremos y llama a la colaboración con otras fuerzas proeuropeas.
Los resultados de las elecciones europeas apuntan a un giro a la derecha en Europa, afectando a potencias como Francia, Alemania e Italia. La presencia de extremistas y euroescépticos en el Parlamento Europeo plantea obstáculos para una legislatura clave en medio de contextos geopolíticos complejos.
La credibilidad de la UE está en juego, con el reto de mantener el proyecto común en un escenario marcado por la influencia de fuerzas extremas. Las elecciones al Parlamento Europeo, aunque tradicionalmente consideradas de segunda categoría, ofrecen nuevas evidencias sobre la expansión de la extrema derecha en Europa y sus posibles implicaciones para el futuro del continente.