Un día como el de hoy, arribaba a nuestro país el papa Juan Pablo II para una misión pastoral. Estuvo entre nosotros del 16 al 18 de mayo de 1988. Su presencia fue un espaldarazo a aquella jerarquía perseguida por la dictadura. La Iglesia en Paraguay, con el correr de los años, ganó una birreta cardenalicia, pero en cuanto a su organización sigue siendo una provincia eclesiástica con varias diócesis vacantes.
En tanto, en Ñu Guasú, unas 400 mil almas, rezaban y cantaban y a los gritos vibraba con el estribillo: “Juan Pablo, amigo, el pueblo está contigo”. Antes que amainar la lluvia, era torrencial. En el campo de espera, los tobillos estaban bajo agua.
En el aeropuerto había una gran preocupación, según nos había comentado uno de los operadores. Se manejaban dos opciones: hacer un peligroso aterrizaje o desviar el avión hacia Corrientes a la espera de que pare la lluvia. Sería un bochorno internacional para la dictadura que el Papa baje en la Argentina y no en Luque.
Pero gracias a la destreza de los pilotos que traían al Papa desde Perú, y por la gracias de Dios, la Virgen y todos los santos, aterrizó el avión con si fuera un día normal. Los temores se esfumaron con el temporal.
¿Para qué vino?
En las postrimerías de la dictadura, por los nuevos vientos que soplaban en el continente, la Iglesia en su jerarquía en Paraguay era objeto de una terrible persecución en la persona de los entonces arzobispo Ismael Rolón y los obispos Aníbal Maricevich, Mario M. Medina, Carlos Milciades Villalba, Oscar Páez, Felipe Santiago Benítez y otros valientes sacerdotes como Américo Ferreira, Domiciano Ramírez, Benito Páez que denunciaban los salvajes atropellos a los derechos humanos de la dictadura, que también, eran callados por algunos miembros de la jerarquía como el obispo de Caacupé, Demetrio Aquino o por mismo vicario castrense José Mayans, (que según algunos obispos era el nexo con Stroessner para liberar a los presos políticos). En esos tiempos, indignaba a la jerarquía la expulsión del país de sacerdotes.
Para desgracia del régimen, los laicos también se hacían sentir y organizaban marchas de silencio y vigilias, que en algunos casos eran reprimidos por la policía.
El primer santo paraguayo
El día iba a terminar con otro gran acontecimiento cual fue la visita al presidente Alfredo Stroessner en el Palacio de López, y fue allí cuando hizo sentir su gran apoyo a la Iglesia en Paraguay al afirmar: …. “No se puede arrinconar a la Iglesia en sus templos, como no se puede arrinconar a Dios en la conciencia de los hombres”, decía Juan Pablo II. Con esta firme postura del Vaticano sobre la labor de la Iglesia en Paraguay, hacía presumir que la dictadura tenía las horas contadas. Los días posteriores irá Encarnación, Villarrica, Mariscal Estigarribia y Caacupé.
Acontecimientos post visitas papales
Consumada la caída de la dictadura Stronistas el 2 y 3 de febrero del 1989, se planteó otro escenario para la jerarquía, que optó en promover el protagismo laical. Y solo algunas veces apareció con posturas institucionales en defensa de la institucionalidad. Pero como institución, en 1999, también cayó en el desatino al avalar el gobierno ilegal de Luis González Macchi, quien a través de una “certeza constitucional”, logró terminar el gobierno de Raúl Cubas. El entonces secretario general de la CEP, Pastor Cuquejo, dijo que la jerarquía avaló la decisión de la Corte o sea el colegiado episcopal no tuvo la valentía de reclamar nuevas elecciones. Años después Benedicto XVI dijo ante el presidente Nicanor Duarte Frutos, que con su gobierno, se restituyó la legalidad.
Lugo laico y presidente
La historia del Iglesia también registra la visita del papa Francisco, acontecimiento al que nos referiremos en otra ocasión.
El esperado cardenal
En este peregrinar de la Iglesia, el Paraguay logró la birreta cardenalicia para uno de sus pastores. La responsabilidad recayó sobre el actual arzobispo Adalberto Martínez Flores, quien en un cónclave será elector, y si lo eligen, sería papa.
Anquilosada estructura
Paraguay es una sola provincia eclesiástica desde 1929, cuando se crea un arzobispado y diócesis sufragáneas. En las últimas décadas trabajaron en la creación de nuevas provincias eclesiásticas: dos más que tendrían arzobispos, una en Concepción y otra en Ciudad del Este o Villarrica. Pero la idea sigue en frezzer. En estos últimos año se crearon las diócesis de Katuete y Caazapá, la primera con ordinario del lugar, mientras la otra sigue aguardando su obispo. Mientras esto ocurre otras diócesis como Villarrica, San Juan Baustista, Vicariato del Pilcomayo y el obispado Castrense están a la espera de nuevos obispos.
A 36 años de la visita del Juan Pablo II y de Francisco, la Iglesia en Paraguay quedó postergada en cuanto a sus estructura y una vez se nota poco predisposición para cubrir las vacancias en las diócesis.