El líder de la oposición israelí critica la ofensiva en Gaza como un "desastre" inminente
El líder de la oposición israelí, Yair Lapid, ha manifestado su firme rechazo a la reciente decisión del gobierno de Benjamin Netanyahu de iniciar una ofensiva militar en Gaza, advirtiendo que las consecuencias serán devastadoras.
Lapid calificó esta determinación como "un desastre que conducirá a muchos más desastres", destacando que está en completa discordancia con las recomendaciones de los altos mandos del Ejército y las agencias de seguridad israelíes. En sus declaraciones, subrayó que esta estrategia ignora el desgaste acumulado en las fuerzas de combate, que, según él, han estado sometidas a una presión intensa en el contexto del conflicto en la región.
El opositor también criticó a los ministros ultra-nacionalistas Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir, a quienes responsabilizó de arrastrar a Netanyahu hacia esta decisión unilateral. Insistió en que esta acción provocará un costo humano significativo, aumentando el riesgo para las vidas de los soldados israelíes al mismo tiempo que afectará la estabilidad interna de Israel a largo plazo.
Lapid fue categórico al señalar que esta ofensiva será una carga financiera para los contribuyentes israelíes, estimando que el costo podría ascender a decenas de miles de millones de dólares. En su opinión, el único beneficiario de esta situación podría ser Hamas, que se beneficiaría de que Israel quedara atrapado en una ocupación sin metas claras ni un plan definido para el futuro.
Este tenso contexto se intensificó el pasado viernes, cuando la Oficina de Seguridad del Gobierno israelí aprobó un plan militar para ocupar Gaza, una ciudad situada en la franja norte del enclave y hogar de un millón de personas. Netanyahu, en declaraciones a la prensa antes de la reunión del gabinete, dejó claro que su objetivo es ocupar todo Gaza, aunque apuntó que no tiene intención de gestionar el territorio, sino de establecer un "perímetro de seguridad".
El primer ministro aclaró que su enfoque es transferir la gobernanza a fuerzas árabes que no representen una amenaza para Israel ni para las comunidades judías. Sin embargo, estas afirmaciones han generado una gran preocupación entre analistas y expertos en seguridad, quienes se preguntan sobre la viabilidad de tal estrategia en un territorio como Gaza, históricamente frágil y volátil.
La crítica al plan de Netanyahu no se limita a Lapid. Otros líderes políticos y analistas han expresado preocupaciones similares, argumentando que tal acción no solo exacerbaría la violencia en la región, sino que también podría provocar una nueva ola de tensiones en las relaciones entre Israel y sus vecinos árabes. Este enfoque militar podría desestabilizar aún más Gaza, haciendo que la situación humanitaria, ya crítica, se vuelva insostenible.
En medio de este ambiente cargado de tensiones y críticas, el gobierno israelí se enfrenta a la presión de justificar sus decisiones tanto a nivel nacional como internacional. La comunidad internacional observa cautelosamente la evolución de la situación, temiendo una escalada que podría llevar a un conflicto más amplio en Medio Oriente. Las declaraciones de Lapid y de otros líderes opositores son un claro indicativo de las divisiones internas en la política israelí, así como de la lucha por el control narrativo en un momento tan decisivo.
La situación en Gaza es compleja y volátil, y si bien el gobierno de Netanyahu argumenta que su plan busca asegurar la seguridad israelí, muchos críticos advierten que un enfoque militar sin un claro objetivo político podría resultar contraproducente, perpetuando un ciclo de violencia que ya ha cobrado un alto precio. La pregunta que persiste es si esta estrategia tendrá el resultado deseado o si, por el contrario, sumergirá a la región en un conflicto aún más profundo y prolongado.
En las próximas semanas, será crucial observar cómo se desarrollan los acontecimientos en Gaza y cuáles serán las respuestas de la comunidad internacional ante las acciones de Israel. La continua evolución de la política interna israelí también jugará un papel fundamental en este escenario, donde el equilibrio entre seguridad y diplomacia se vuelve más delicado que nunca.