Innovación y superación en la agricultura chilena: la historia de Alfredo Carrasco y su empresa inclusiva
En Chile, Alfredo Carrasco ha transformado su adversidad en una oportunidad única para revolucionar la agricultura. A los 29 años, su historia se convierte en un ejemplo de resiliencia y cambio social.
Criado en un entorno agrícola en Tilcoco, Carrasco siempre estuvo vinculado a la tierra y las cosechas. Sin embargo, un trágico accidente en 2017 que le causó una fractura de tres vértebras lo llevó a la paraplejía. Este golpe se sumó a la muerte de su hermana un mes antes, convirtiendo ese año en un periodo sombrío. “Cambió la forma en que vi la vida, el trabajo y todo lo que me rodeaba”, recuerda Carrasco mientras observa su terreno desde su silla de ruedas, con la determinación que caracteriza su innato espíritu campesino.
Tras dos años de rehabilitación, Carrasco finalizó sus estudios como técnico agrícola y se embarcó en la búsqueda de una forma de reincorporarse al campo. “No quería una oficina. Necesitaba encontrar mi camino nuevamente en la agricultura”, comenta. Así, con el apoyo del Fondo Juvenil para la Innovación Agraria, fundó en 2019 su empresa, Habilidad Agrícola. Desde sus inicios como un invernadero inclusivo, Carrasco ha expandido la visión de su compañía hacia la capacitación y la promoción del trabajo para personas con discapacidades en áreas rurales.
Carrasco no solo se ha enfocado en su empresa, sino que ha observado una realidad alarmante en su entorno. Al entrevistar a más de 400 personas con discapacidades, se dio cuenta de que su experiencia no era un caso aislado. Muchas de estas personas enfrentaban aislamiento, sobreprotección y escasas oportunidades laborales. “El panorama es desolador”, afirma. La agricultura, además, es uno de los sectores con más altas tasas de accidentes laborales en Chile. Según datos de la Superintendencia del Seguro Social, la agricultura ha registrado una preocupación constante por la seguridad en el trabajo, lo que suma dificultades para integrar a las personas con discapacidades.
Ante esta realidad, Carrasco se propuso transmitir un mensaje de esperanza y eliminar barreras en la agricultura. “Desde que comenzamos, no hemos dejado de avanzar. Sabía que podíamos abrir un nuevo camino hacia la inclusión”, dice. En su terreno de Tilcoco, hoy se pueden encontrar 2.5 hectáreas dedicadas a la producción agrícola con infraestructura adaptada, invernaderos hidropónicos y un espacio de envasado diseñado para personas con movilidad reducida, facturando productos que llegan a supermercados locales.
Además de la producción, Carrasco ha trabajado en colaboración con la institución técnica INACAP para desarrollar un prototipo de vehículo agrícola accesible, diseñado para que personas con discapacidades puedan trabajar en el campo. La proactividad de Habilidad Agrícola va más allá; también se han creado talleres y actividades educativas que fomentan la incorporación de la agricultura en la vida diaria, así como la promoción del turismo rural en O’Higgins.
El impacto de su labor ha sido reconocido en diversas instancias. En 2021, el Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola destacó su trabajo, y en 2023, Carrasco se convirtió en el primer agricultor en 80 años en sentarse en el Consejo de Ministros de Agricultura Interamericana en Costa Rica. Fue parte del liderazgo que trabaja por la ruralidad, incorporando voces de 28 países en la conversación.
A pesar de los avances, Carrasco señala que la inclusión de personas con discapacidades en el campo sigue siendo baja. “Es necesario que nos volvamos visibles. A través de nuestra presencia, podemos contribuir al desarrollo del país“, sostiene, y añade que el verdadero desafío empieza cuando las personas que han formado parte de sistemas educativos enfrentan la realidad laboral. Menciona que muchas veces se teme perder beneficios y que la adaptación de entornos laborales es crucial.
Además, considera que para que la agricultura sea más inclusiva se deben reforzar las leyes que estipulan la inclusión laboral de personas con discapacidad en empresas. “Es esencial que estas políticas se apliquen a un espectro más amplio de empresas además de aquellas con 100 empleados o más”, argumenta. También apela a la necesidad de capacitar a los empleadores para que los espacios laborales sean más accesibles.
Finalmente, Carrasco destaca que la inclusión no solo beneficia a las personas con discapacidad, sino que también aporta valor al sector agrícola en su conjunto. “La motivación de las personas con discapacidad suele ser mayor, y su compromiso puede superar al de quienes no enfrentan estas barreras”, concluye. En su mirada, la agricultura inclusiva no solo es un camino hacia la dignificación, sino una oportunidad para enriquecer el tejido social y productivo de Chile.