La capital del país registra nulo movimiento comercial y de gente. Esporádicamente pasan algunos colectivos, mientras que en la calle no hay “ni un alma”. Algunos vendedores y cambistas están apostados en las veredas a la pesca de algún cliente, pero, por lo general, los capitalinos parece que optaron por quedarse en sus casas o viajar al interior.
Los capitalinos optaron por refugiarse en sus hogares para pasar en familia la Semana Santa o fueron al interior a visitar a algún familiar. Lo cierto es que las calles y plazas prácticamente no registran movimiento.
En los alrededores de la Catedral Metropolitana hubo gente, pero eran creyentes que llegaron al lugar para participar de la misa crismal. El Oratorio de la Virgen de la Asunción y Panteón Nacional de los Héroes, por ejemplo, estaba cerrado y con guardia militar. Uno de los pocos edificios que se podía visitar, especialmente para los turistas.
Los vendedores de chipa y cambistas son moradores del día. Están allí en sus puestos a la espera de clientes.