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China intensifica inversiones en Brasil, mientras Estados Unidos impone aranceles.

China intensifica inversiones en Brasil, mientras Estados Unidos impone aranceles.

Brasil y China: Un nuevo capítulo en las relaciones comerciales

Los conductores de Uber en São Paulo se han convertido en inesperados embajadores de China, promocionando los vehículos eléctricos de la marca BYD, que están ganando popularidad en Brasil. Este cambio se produce en un contexto donde las relaciones comerciales entre Brasil y China se están fortaleciendo rápidamente, impulsadas por las tensiones arancelarias entre Brasil y Estados Unidos.

Durante la última década, Brasil ha sido un importante receptor de inversiones chinas, ocupando el cuarto lugar entre los destinos globales. Sin embargo, el reciente conflicto comercial, exacerbado por la administración de Donald Trump, ha llevado a un renovado interés por parte de empresas chinas en el mercado latinoamericano, siendo Brasil un actor clave. En medio de la incertidumbre económica global, el interés de las partes parece ser mutuo y en aumento.

Una de las primeras acciones del presidente Luiz Inácio Lula da Silva foi contactar a Beijing tras la imposición de tarifas por parte de Estados Unidos. Brasilia no solo optó por llevar el asunto a la Organización Mundial del Comercio (OMC), sino que también busca mantener abiertas las líneas de diálogo con Washington. Sin embargo, recientemente, el ministro de Finanzas, Fernando Haddad, dejó claro que no se contempla llevar el caso a tribunales estadounidenses, lo que aumenta la expectativa sobre el futuro de las relaciones diplomáticas.

En los primeros seis meses de 2025, las inversiones chinas en Brasil alcanzaron los 2.2 mil millones de dólares, representando un incremento del 5% en comparación con el año anterior, y un porcentaje considerable del total de inversiones extranjeras en ese período. Este crecimiento destaca la intensa búsqueda de Brasil por diversificar sus socios comerciales, especialmente en momentos de tensión con Estados Unidos.

La postura de la opinión pública en Brasil también refleja este cambio. Según una encuesta de Quaest, la percepción desfavorable hacia Estados Unidos ha crecido al 48%, mientras que la imagen favorable de China se elevó al 49%. Este cambio de percepciones podría tener un impacto significativo en las relaciones bilaterales, fortaleciendo la colaboración entre Brasil y China en diversos sectores económicos.

China ha superado a Estados Unidos como principal socio comercial de Brasil, manteniendo una posición dominante durante 15 años. Entre los proyectos destacados se encuentran la construcción de una terminal en el puerto de Santos y el suministro de mil trenes para transportar granos, lo que refuerza el papel de China en el ámbito agrícola y logístico en Brasil. Asimismo, la minería está atrayendo importantes inversiones, como la adquisición de las minas de níquel brasileñas por parte de la empresa china MMG.

Ante esta situación, el presidente Lula ha intensificado sus contactos con otros líderes de BRICS y ha buscado fortalecer las relaciones comerciales con múltiples países, a la vez que se reactivan negociaciones con mercados que podrían compensar el impacto de las tarifas estadounidenses. Como parte de esta estrategia, el vicepresidente Gerardo Alckmin visitó México para explorar nuevas oportunidades de exportación, mientras que Brasil reanuda conversaciones con Canadá y busca cerrar un acuerdo comercial con la Unión Europea.

En este contexto de intensa actividad diplomática, el gobierno brasileño continúa haciendo esfuerzos por restablecer un diálogo constructivo con Estados Unidos. En un foro reciente con empresarios brasileños y estadounidenses, altos funcionarios del gobierno subrayaron la importancia de reactivar las relaciones bilaterales, que son estratégicas para Brasil. La participación de alrededor de 10,000 empresas brasileñas que exportan a EE. UU. y casi 4,000 empresas estadounidenses establecidas en Brasil resalta la interdependencia de ambas economías.

Mientras tanto, el canciller brasileño afirmó que es fundamental mantener separados los problemas comerciales de las cuestiones políticas. La postura del gobierno brasileño es clara: están dispuestos a negociar sobre aranceles, pero sin tocar la controversia política que rodea al expresidente Jair Bolsonaro. Esta distinción es clave en un entorno internacional cada vez más polarizado, donde las relaciones entre las naciones pueden verse afectadas por conflictos internos.

Con la llegada de nuevas tarifas estadounidenses y sin señales de que Washington esté dispuesto a reconsiderar su postura, Brasil se encuentra en una encrucijada. La búsqueda de nuevas alianzas y mercados se convierte en una prioridad para Lula y su administración, en un esfuerzo por asegurar que el país continúe creciendo en un contexto mundial incierto. A medida que las semanas pasan, será crucial observar la dirección que tomarán las relaciones entre Brasil y sus principales socios comerciales.

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