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De Adís Abeba a Sevilla: diez años de desarrollo sostenible

De Adís Abeba a Sevilla: diez años de desarrollo sostenible

La próxima semana se llevará a cabo la IV Conferencia sobre Financiamiento para el Desarrollo, un evento crucial para definir estrategias que permitan alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) en un contexto global complejo y desafiante.

Esta conferencia, que se desarrolla diez años después de la histórica cumbre de Adís Abeba en 2015, tiene como objetivo ajustar y diversificar las fuentes de financiamiento que se requieren para lograr los ODS. En 2015, los participantes habían coincidido en que el financiamiento oficial implicaba inversiones de miles de millones de dólares, pero la situación actual ha cambiado drásticamente. Ahora se estima que se necesitan entre uno y cuatro billones de dólares anuales para cerrar la brecha financiera, un cambio alarmante que subraya la urgencia de la situación.

La cumbre original planteó la necesidad de ir más allá del apoyo oficial al desarrollo (AOD), enfatizando la importancia de incluir fuentes privadas de financiamiento y mejorar la cooperación fiscal internacional. Se reconoció que para alcanzar los ambiciosos ODS, los países debían ampliar su base financiera mediante la movilización de capital privado y la optimización de los recursos fiscales locales. Sin embargo, a medida que el tiempo ha pasado, los resultados han sido decepcionantes.

A pesar de la intención de diversificar las fuentes de financiamiento, la realidad es que el sistema actual muestra pocos avances en la implementación de las propuestas planteadas en la conferencia de Adís Abeba. Esta situación ha sido exacerbada por el creciente proteccionismo comercial y la inestabilidad política a nivel global, lo que ha llevado a una fragmentación de las dinámicas de cooperación internacional y ha dificultado un enfoque cohesivo hacia el financiamiento del desarrollo.

Conforme han pasado los años, el financiamiento privado, que se esperaba que complementara los fondos públicos, no ha alcanzado los niveles deseados. Mientras que la ayuda concesional ha sido redirigida para reducir riesgos, muchos países del sur global enfrentan restricciones en el acceso a recursos económicos, debido a la creciente globalización y el enfoque hacia objetivos «verdes» promovidos por grandes potencias. Esto plantea preguntas cruciales sobre la efectividad de la ayuda internacional y su capacidad para generar cambios significativos en estos países.

En este contexto, las grandes potencias, especialmente China, han intensificado su papel como proveedores clave de financiamiento. La estrategia china se centra en el acceso a recursos naturales y minerales esenciales, estableciendo relaciones que a menudo condicionan la asistencia a la cooperación en sectores estratégicos. Asimismo, la Unión Europea y Estados Unidos han diseñado sus propias políticas, que vinculan la ayuda financiera a la adquisición de recursos y el acceso a mercados, lo que genera preocupaciones sobre el impacto de estas dinámicas en la verdadera autonomía de los países en desarrollo.

La necesidad de una reflexión crítica sobre el actual estado del financiamiento para el desarrollo es cada vez más urgente. En particular, la cooperación fiscal internacional se alza como una de las áreas con mayor potencial para generar avances significativos. La iniciativa de la OCDE sobre la erosión de la base imponible y la transferencia de beneficios busca establecer un marco global que garantice mínimos fiscales para las empresas multinacionales, lo que podría traducirse en ingresos anuales significativos para los países afectados.

Si las diferentes propuestas y acuerdos alcanzados en la reciente conferencia se materializan, existe la posibilidad de establecer un sistema fiscal global más equitativo, que no solo reduciría desigualdades, sino que también podría contribuir a una estructura de financiamiento más robusta y sostenible a largo plazo. La creación de impuestos globales podría, de hecho, redefinir la relación entre los países desarrollados y aquellos en vías de desarrollo, superando paradigmas tradicionales de financiamiento y ofreciendo un nuevo contrato social que reconozca los derechos de todos los ciudadanos.

En resumen, la IV Conferencia sobre Financiamiento para el Desarrollo representa una oportunidad única para mirar hacia adelante y repensar la gobernanza global en un contexto de crecimiento de tensiones geopolíticas y desafíos ambientales. La colaboración internacional y un enfoque inclusivo participativo serán esenciales para promover un financiamiento que sea verdaderamente sostenible y equitativo en el futuro.

Fernando de la Cruz Pergo, profesor de gobernanza global en la Universidad Complutense de Madrid, destaca la importancia de esta conferencia como un punto de inflexión crucial. «El futuro del financiamiento para el desarrollo depende de nuestra capacidad para establecer un verdadero multilateralismo de solidaridad», afirma, subrayando la relevancia de esta discusión en tiempos de creciente polarización global.

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