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Ejército colombiano reporta el secuestro de 57 militares en Cauca.

Ejército colombiano reporta el secuestro de 57 militares en Cauca.

Crisis en Cauca: 57 soldados colombianos secuestrados por disidentes de las FARC

En un giro preocupante de los acontecimientos en Colombia, un total de 57 miembros del ejército han sido secuestrados por civiles en el departamento de Cauca, en lo que se considera un acto orquestado por disidentes de las FARC. Este episodio ha llevado al presidente Gustavo Petro a solicitar de manera urgente su liberación.

Los secuestros ocurrieron en dos incidentes separados en la zona rural de El Tambo. En el primero, un grupo de militares fue capturado el sábado, mientras que un segundo contingente fue rodeado por aproximadamente 200 personas al día siguiente. El comunicado oficial del ejército reporta que, entre los retenidos, se encuentran cuatro oficiales no comisionados y 53 soldados profesionales. Ante este escenario, Petro instó a la comunidad campesina a dejar de confiar en los grupos armados que actúan en la región.

El presidente Petro, a través de un mensaje publicado en X (anteriormente Twitter), instó a la población de El Tambo a rechazar a los actores armados que, según él, responden a intereses externos. "El diálogo con el campesinado está abierto. Queremos que la gente transite hacia economías legales", expresó, enfatizando que liberar a los soldados, a quienes consideró "propios hijos", es imperativo para promover la paz y no alimentar el conflicto.

Las declaraciones de Petro fueron apoyadas por su ministro de Defensa, el general Pedro Sánchez, quien condenó el acto de retención y atribuyó la responsabilidad a la estructura criminal de Carlos Patiño. Sánchez expresó que los disidentes enmascararon su presencia entre civiles para obstaculizar la acción del estado. "Esto no es solo un secuestro, es una violación del derecho humanitario“, indicó, al tiempo que anunció que se están tomando medidas legales contra los responsables.

En complemento, el ministro del Interior, Armando Benedetti, criticó la táctica de los disidentes de usar a la población civil como un escudo humano. Aunque reconoció la gravedad de la situación, señaló que actualmente no se contempla un rescate militar. En marzo pasado, la región había registrado el secuestro de 28 policías y un militar en circunstancias similares, aunque aquellos fueron liberados tras dos días de cautiverio.

El departamento de Cauca es conocido por ser un punto estratégico en las rutas de narcotráfico hacia el Pacífico, y es hogar de múltiples grupos armados ilegales, incluidos los disidentes de las FARC. Estos grupos se han vuelto cada vez más activos, ya que perpetraron ataques en los que incluso se utilizaron drones cargados de explosivos. La situación se complica aún más por el reclutamiento forzado de adolescentes, lo que ha renovado la atención sobre la crisis en la región.

La Defensoría del Pueblo ha solicitado la liberación inmediata de los militares secuestrados y ha condenado el uso de civiles en tales circunstancias, catalogándolo como un delito. El organismo también se ha ofrecido como mediador, buscando facilitar el diálogo para garantizar la seguridad de todos los implicados. "La responsabilidad penal de quienes participan, incluidos los civiles, debe ser evaluada caso por caso", enfatizó la Defensoría.

La inseguridad en Cauca pone de relieve el desafío que enfrenta el gobierno colombiano en su lucha por controlar la violencia y restaurar la paz en áreas que han sido históricamente afectadas por el narcotráfico y el conflicto armado. Con un ejército que ha lanzado operaciones desde octubre pasado para recuperar el control, la situación sigue siendo volátil, con el presidente Petro manteniendo su enfoque en la paz y el desarrollo social en medio de un contexto conflictivo.

El escenario nacional se complica a medida que la violencia y la inseguridad continúan amenazando la estabilidad de Colombia. A medida que el gobierno trata de implementar una política de paz integral, la retención de estos soldados subraya los retos pendientes en un país donde las cicatrices de la guerra aún son visibles y dolorosas. La comunidad internacional observa con atención mientras el gobierno colombiano navega por estas difíciles aguas, esperando que la diplomacia y el diálogo prevalezcan sobre la violencia.

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