Israel y Hamás firman acuerdo en Sharm el Sheikh tras dos años de conflicto
En un giro inesperado en los esfuerzos por la paz, Israel y Hamás firmaron un acuerdo en la ciudad egipcia de Sharm el Sheikh, poniendo un primer paso hacia el fin de un conflicto que ha dejado 67,000 muertos. La firma del pacto se llevó a cabo de forma discreta y sin cobertura mediática, a pesar de su relevancia histórica.
El acuerdo, promovido por el expresidente estadounidense Donald Trump, supone la liberación de 48 rehenes israelíes y aproximadamente 2,000 prisioneros palestinos en los próximos días. Además, contempla la retirada de las tropas israelíes de la mitad del territorio de Gaza y la entrada masiva de ayuda humanitaria, que había sido bloqueada anteriormente. Esta ofensiva de alto nivel busca cerrar el capítulo de una invasión israelí que duró dos años y se inició tras un ataque de las milicias islámicas.
El anuncio del acuerdo provocó escenas de alegría tanto en Gaza como en Israel, aunque entrará en vigor solo tras ser aprobado por el Gobierno de Benjamín Netanyahu, que se reunirá para discutir los términos del pacto. A pesar de la incertidumbre que rodea la situación, se anticipa que la aprobación no enfrentará grandes obstáculos, dado que el gabinete goza de una mayoría simple.
El pacto fue finiquitado en la mañana del jueves, tras negociaciones intensas entre las partes involucradas. Fuentes oficiales egipcias confirmaron que se habían pulido los detalles en las horas previas a la firma. Sin embargo, existe incertidumbre sobre la fecha precisa para la liberación de los rehenes, ya que algunos están dispersos en lugares secretos y en manos de diferentes milicias de Gaza. Es probable que esta etapa se desarrolle entre el sábado y el lunes, coincidiendo con un discurso de Trump ante el Parlamento israelí.
Se ha informado que un alto oficial israelí precisó que el alto el fuego solo comenzará 24 horas después de la aprobación del pacto por parte del Gobierno. En Gaza, no obstante, se han reportado muertes desde la mañana del jueves, complicando aún más la situación en un territorio que ya sufre las consecuencias de años de conflicto.
El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Gideon Saar, se mostró optimista durante una entrevista con Fox News, afirmando que Israel está comprometido con el plan de alto el fuego y que no tiene la intención de reanudar la guerra tras la implementación del acuerdo. Sin embargo, un portavoz de Hamás, Hazem Qassem, acusó a Netanyahu de manipular los plazos y prometió que se harían esfuerzos para que se cumplieran los compromisos adquiridos en el acuerdo.
Las tensiones persisten, ya que funcionarios de Hamás alegan que aún falta claridad respecto a la lista de prisioneros que serán liberados en el acuerdo. Esta falta de consenso se considera un obstáculo significativo, llevando a un alto funcionario de Hamás a señalar que Netanyahu está intentando evadir su responsabilidad. En este contexto, se espera que la mediación continúe en las próximas horas.
El acuerdo, que se firma después de intensas negociaciones que involucraron a agentes de Egipto y Qatar, es visto como una oportunidad para mirar hacia el futuro. El presidente egipcio, Abdel Fattá Al Sisi, comentó que este pacto debe abrir la puerta a una nueva era de estabilidad y justicia en la región, resaltando la importancia de que se finalice el sufrimiento actual.
Sin embargo, la implementación de las fases posteriores del acuerdo plantea una serie de retos. A medida que se busca desarmar a Hamás y establecer un gobierno tecnocrático palestino, persiste la complejidad de las dinámicas políticas involucradas. Según algunos análisis, este acuerdo podría ser una maniobra política, donde los plazos y procedimientos han sido tratados de manera flexible para asegurar el consenso interno en la coalición gobernante israelí.
Las repercusiones de este acuerdo son inciertas, dejando a muchos en la región con sentimientos encontrados. Mientras algunos celebran la posibilidad de paz, otros se preocupan por las implicaciones a largo plazo de la liberación de prisioneros y la reconfiguración de poder entre las facciones en conflicto.
Con este acuerdo, la comunidad internacional observa con cautela, a la espera de que se cumplan las promesas realizadas por ambas partes, confiando en que esta es una oportunidad tangible para un cese del fuego y la restauración de la paz en una región que ha enfrentado incesantes ciclos de violencia durante décadas. Las próximas horas y días serán decisivos para confirmar si este avance se traduce en un cambio positivo en la historia de Israel y Palestina.