Hechos

Galán: Un político que marcó la historia de Colombia.

Galán: Un político que marcó la historia de Colombia.

En tiempos de líderes mesiánicos, o con aspiraciones de serlo, vale la pena revisar la historia reciente de Colombia y resaltar los líderes genuinos que hemos tenido. Descubra cómo surgieron, reviva sus epifanías y sea testigo de cómo construyeron una visión transformadora para el país.

El hecho clave de la adolescencia de Galán fue utilizar su precocidad con las palabras para escribir textos intensos de extraña profundidad para un estudiante, que revelaban un uso vigoroso y dúctil del lenguaje y una capacidad para articular ideas agudas y provocativas.

En la universidad, cuando el candidato evidente del liberalismo a la Presidencia de la República, Carlos Lleras Restrepo, encontró poca aceptación entre los jóvenes, Galán escribió una carta de apoyo y recogió firmas entre los estudiantes universitarios. Fue un movimiento político arriesgado, ya que se alejaba del izquierdismo que estaba de moda a mediados de los sesenta.

A los 26 años Misael Pastrana lo nombró Ministro de Educación, lo que llamó la atención de todo el país. Lo más atrevido no fue la edad, sino las ideas. Propuso una serie de reformas que tomaron por sorpresa a los políticos. El tortuoso proceso en el Congreso y la aprobación parcial que obtuvo le dieron una lección de política y humildad.

Como resultado, Luis Carlos Galán tuvo una epifanía sobre cómo funcionan las cosas en Colombia. En sus palabras: “Colombia es un país de centro, que rechaza los extremos ideológicos, no quiere ni ultraizquierda ni ultraderecha. Nuestra sociedad no acepta evoluciones aceleradas, casi revolucionarias. Para alcanzar sus objetivos, el líder visionario debe avanzar paso a paso, en un paciente proceso de convencer a sus compatriotas, hasta que comprendan la bondad de sus ideas.

De ahí su visión de formar un grupo de líderes políticos que, a lo largo de 25 años, transformaran positivamente a Colombia. Un líder no es suficiente, pensó Galán. Los presidentes de Colombia han fracasado en esto. Como parte de su legado, no han dejado un grupo cohesionado que pueda perdurar con una visión coherente durante un cuarto de siglo.

Se deben buscar ejemplos exitosos en los gobiernos regionales. Me viene a la mente el equipo creado por Álex Char en Barranquilla, que ya cumple 16 años con impactos positivos documentados, y tal vez pueda proyectarse hasta el cuarto de siglo que propuso Galán. Ahora bien, la sucesión de los alcaldes de Bogotá, Garzón, Moreno, Petro y López, fue de dudoso beneficio para la ciudad (Peñalosa entró allí como cuña).

Para evitar el personalismo, Galán pensó lo siguiente: “Necesitamos organizar instituciones políticas que nos permitan buscar sistemáticamente este destino, sin pensar que hay hombres milagrosos que transformarán el país de la noche a la mañana”.

Desconfiaba de los partidos políticos que dominaban la escena. Usó la siguiente comparación: “La sociedad es como un camión, que necesita acelerador y freno. Si no hay acelerador no se mueve, y si no hay freno se estrella. El Partido Liberal fue el acelerador y se convirtió en el freno de mano, y la sociedad se quedó con dos frenos. Lo que queremos es reconstruir el acelerador, porque había sectores del conservadurismo que se sentían con derecho a mover el camión. «Esa es toda la crisis de identidad de nuestros partidos».

Una larga disputa con las tendencias liberalistas mayoritarias de los años ochenta, el lopismo y el turbayismo, y el distanciamiento de Lleras Restrepo, lo llevaron espiritualmente a la convicción de que era necesario cambiar las instituciones. Con la convicción de que un solo líder no basta, concibió que era necesaria una reforma constitucional, sabiendo que lo logrado allí requeriría de mucha gente y mucho tiempo para convertirse en realidad. La decisión de hacer las paces entre el nuevo liberalismo y el viejo conduciría a esta reforma. La Constitución de 1991 puede, por tanto, denominarse Constitución póstuma de Galán, aunque, como sabemos, tuvo otros líderes.

Todos sabemos cómo se produjo el trágico final de Luis Carlos Galán, a manos de Pablo Escobar y sus secuaces, incluido uno de sus rivales políticos. Lo que Gabriel Galán revela es una fibra psicológica profunda, relacionada con el hecho: “Luis Carlos leyó la novela en ese momento La última tentación de Cristo, de Niko Kazantzakis; Este libro le causó una profunda impresión, en particular me habló de parte del dilema de Jesucristo en la cruz: dejarlo vivir una vida más normal, pacífica y fructífera, pero sin alcanzar el sacrificio supremo, ni morir en el cruzar y salvar a la raza humana. Finalmente, Cristo eligió morir en la cruz. Después de un tiempo más de debate consigo mismo, en el que todavía tenía dudas, Luís Carlos consolidó su decisión y optó entonces por continuar su lucha política con aún mayor vigor. “Decisión que le costó la vida, pero que lo hizo inmortal para Colombia”.

Se ha dicho que nuestro país ha tenido muchos héroes y pocos mártires. En Galán y en tantos jueces, periodistas, coroneles, policías y militares que durante los últimos 40 años han librado valientes y desiguales luchas contra las fuerzas del mal, encontramos innumerables mártires. Pero no les rendimos el homenaje que merecen. No hay muchas biografías sobre los mártires. Estamos en deuda con ellos. Gabriel decidió escribir este libro sobre Galán ante la imperdonable ausencia de una biografía sobre su hermano.

Por el contrario, se realizan recorridos por ciudades y haciendas, para visitar las propiedades de quienes ordenaron el asesinato de nuestros mártires. Se hacen series de NETFLIX y se escriben biografías. Utilizando la escena de Kazantzakis, con su sacrificio Cristo no pudo redimir verdaderamente al género humano, y con el suyo Galán no pudo salvar a Colombia de su destino. Vea dónde estamos 35 años después de su muerte. Pero la inmortalidad sirve como un faro brillante en tiempos tan turbulentos.

Todo aquel que quiera elegir con sensatez y esperanza, y todo aquel que quiera ser candidato, debería leer esta indispensable biografía. Sientes a Colombia latiendo a través de sus páginas.

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