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Iván y Laura: kilómetros de amor a dos ruedas coronados ante la Virgen de Caacupé

Iván y Laura: kilómetros de amor a dos ruedas coronados ante la Virgen de Caacupé

El romance, tan necesario-y tan escaso-en estos tiempos, suele tener pequeñas apariciones, que como estrellas fugaces nos recuerdan que el amor a la antigua todavía existe, aunque sea en pequeñas dosis.

Hace dos años se subieron a una nueva aventura, que hasta ahora les trajo muchas satisfacciones. Sin preparación previa, compraron bicicletas y comenzaron, poco a poco, a aumentar kilómetros de recorrido.

Con la fe como bandera, la aventura resultó exitosa, por lo que decidieron repetirla este 2024. Pero esta vez, había algo que Iván tenía planeado y que Liz desconocía.

Aunque Iván confesó que todavía no hay fecha, pronto se marcará un día especial en el calendario 2025.

La Virgen, fiel testigo de los enamorados

Si bien ya se había hablado antes de la idea de un casamiento a futuro, Iván asegura que realmente Laura no se imaginó que él aprovecharía este viaje para arrodillarse ante la Basílica y ofrecerle la argolla.

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Estrategias para la sorpresa

Si bien tenía una planificación mínima, y su hermana era su cómplice para capturar el momento en un video, Iván no se esperaba que al momento de sacar el anillo le temblaran tanto las manos. Después de escuchar el sí quiero que le confirmaba el éxito de su plan, y de hacer un atípico esfuerzo por colocar la sortija en el dedo, finalmente llegó la coronación, con ese acto que tiende a resolver todas las situaciones tensas: el beso.

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Mientras tanto, quedan muchos kilómetros que surcar sobre dos ruedas, para generar esa resistencia física y mental que los trajo hasta donde hoy están.

Travesía sin entrenamiento previo

Viajaron con dos camionetas de apoyo, en las cuales llevan suficiente cantidad de agua e ingredientes para la preparación de las comidas.

El entrevistado cuenta que no tienen particular cuidado con su alimentación, y que tampoco practicaron mucho, por lo que la entereza para completar este viaje lleno de desafiantes alturas, se la atribuyen a la fuerza de su fe mariana.

“Solo practicamos una vez pedaleando 45 minutos; sin alturas, sin bajadas, es impresionante lo que la fe mueve”, expresó Iván.

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