Lula se postula para un cuarto mandato presidencial en Brasil: la lucha por el poder se intensifica en América Latina
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha expresado su intención de buscar un cuarto mandato en 2026, lo que reaviva el debate sobre la permanencia de líderes en el poder en América Latina. Lula, quien ha gobernado en dos períodos discontinuos, es un referente del Partido de los Trabajadores (PT) y está motivado por la necesidad de transformar a Brasil en un actor global más decisivo.
Su trayectoria política ha sido marcada por un esfuerzo constante que incluye tres décadas de activismo y competencia electoral. Lula, que enfrentó la dictadura militar de Brasil entre 1964 y 1985, finalmente llegó a la presidencia tras varios intentos fallidos. Desde su acceso al poder, ha cultivado una imagen casi mitológica, sustentada por la confianza de sus seguidores que ven en él la solución a los problemas del país.
Sin embargo, la búsqueda de poder no es exclusiva de Lula. En El Salvador, el presidente Nayib Bukele también está en una situación similar, intentando mantener su posición a través de modificaciones constitucionales que le permitirían una prolongada permanencia en el cargo. Tanto Lula como Bukele parecen convencidos de su papel esencial en sus naciones, un argumento que se vuelve central en el debate sobre la legitimidad de la reelección indefinida.
En Colombia, Gustavo Petro se encuentra en una encrucijada similar. Aunque no lo ha declarado de forma oficial, los manifestantes exigen su retorno a la presidencia. Petro está considerando convocar una asamblea constituyente como vía para modificar las normas de reelección, con la mira puesta en una posible candidatura en 2030. Este contexto revela una tendencia regional entre líderes políticos que buscan formas de prorrogar su poder.
Este fenómeno no se limita a los casos mencionados, ya que se extiende a otros líderes en Latinoamérica, como Evo Morales de Bolivia. Morales intentó regresar al poder a través de vías institucionales, pero fue bloqueado por la Corte Constitucional que limitó la reelección, argumentando que este no es un "derecho humano". Sus esfuerzos resaltan los obstáculos que enfrentan los líderes que buscan mantenerse en el cargo bajo el marco de la legalidad.
La reelección en América Latina plantea cuestionamientos sobre su naturaleza y legitimidad. Mientras en Europa, como en Francia, la elección de presidentes tiene otras dinámicas, en América Latina la reelección tiende a ser una tendencia recurrente. Esta situación se asocia generalmente con la debilidad de los partidos políticos, la polarización y el surgimiento de líderes personalistas que prometen cambios radicales.
La historia nos muestra que muchos líderes que invocan la revolución, ya sea social o política, a menudo quedan atrapados en el poder. En lugar de construir un proyecto político que trascienda su figura, como sería ideal, pueden encontrarse más cómodos con la idea de perpetuarse. Tanto Lula como Bukele son exponentes de este fenómeno, enfatizando su liderazgo personal en lugar de fortalecer sus respectivos partidos.
La idea de un liderazgo personalista puede resultar tentadora debido a la promesa de un cambio radical. Sin embargo, este enfoque a menudo puede desincentivar el desarrollo de una estructura política más diversa y participativa. La historia de América Latina está repleta de líderes carismáticos cuya permanencia en el poder ha dejado consecuencias profundas en la política y sociedad de sus países.
Finalmente, la ambición de Lula de regresar a la presidencia plantea interrogantes sobre el futuro político de Brasil y de la región. A medida que más líderes emulan este modelo de poder personalista, la dinámica política latinoamericana sigue en una ruta incierta que a menudo desafía las normas democráticas. La lucha por el poder continua, y la pregunta es si esta tendencia perdurará o si la ciudadanía demandará un cambio hacia un enfoque más inclusivo y pluralista en la política.