Un programa en la Penitenciaría del Estado de Washington entrena reclusos para convertirse en bomberos civiles. Los participantes reciben formación en control de incendios y equipo. Durante la capacitación, ganan $1.50 por hora y $16.28 cuando son desplegados.
El grupo de bomberos, conocido como ARC 20, ha estado colaborando en la extinción de incendios en el noroeste del Pacífico, donde las temporadas de incendios se han vuelto más largas debido al cambio climático. La agencia responsable de la gestión de desastres naturales en la región ha destacado la importancia del trabajo de estos reclusos.
El programa de la penitenciaría ha sido elogiado por ofrecer a los reclusos una oportunidad de reintegrarse a la sociedad y adquirir habilidades valiosas. Además de combatir incendios, los participantes también reciben formación en liderazgo y trabajo en equipo, aspectos fundamentales en la labor de bomberos.
Los reclusos que forman parte de ARC 20 han demostrado su valía en numerosos incendios, trabajando codo a codo con bomberos profesionales. Su labor ha sido fundamental para contener y extinguir el fuego en zonas de difícil acceso, demostrando su compromiso y habilidades adquiridas durante la capacitación en la penitenciaría.
A pesar de las críticas que puedan surgir respecto al uso de reclusos en labores de alto riesgo, el programa ha sido un éxito tanto en la formación de los participantes como en la colaboración con los equipos de bomberos. La experiencia adquirida durante su tiempo en ARC 20 les proporciona una oportunidad de empleo una vez que cumplan sus condenas.
La participación de reclusos en programas de formación como el de la penitenciaría del Estado de Washington destaca la importancia de la reinserción social y la adquisición de habilidades laborales. La capacitación como bomberos civiles no solo beneficia a la comunidad a través de la lucha contra incendios, sino que también brinda a los participantes una nueva oportunidad de vida al terminar sus condenas.