Tragedia en Buenos Aires: Niño muere tras tiroteo entre ladrones y un policía
En un conmovedor incidente ocurrido en La Matanza, cerca de Buenos Aires, un niño de siete años perdió la vida tras un tiroteo que estalló cuando un oficial de policía en civil se enfrentó a ladrones. La familia exige justicia.
Facundo Fajardo, un joven oficial de 21 años, se encontraba en una parada de autobús con su madre cuando fue emboscado por cuatro delincuentes. En un intento de defensa, Fajardo disparó su arma reglamentaria en múltiples ocasiones, alcanzando a uno de los atacantes y hiriendo a otros dos. Sin embargo, el desenlace del suceso se tornó trágico cuando una de las balas alcanzó a Thiago Correa, el niño que estaba en brazos de su padre a cerca de 200 metros de distancia. Después de dos días en el hospital, Thiago fue declarado muerto.
El incidente ha tenido repercusiones legales para Fajardo, quien fue arrestado bajo la acusación de "defensa excesiva" después de haber matado a Brandon Antelo, uno de los ladrones. Esto ha desatado un debate acalorado sobre la legítima defensa en un contexto donde la inseguridad es un tema recurrente en Argentina. La situación se ha complicado aún más con la decisión del tribunal de investigar la muerte del menor, lo que ha generado críticas y llamado a un mayor escrutinio de las acciones del policía.
La madre de Thiago, visiblemente afectada, expresó su dolor: "Necesito justicia. Justicia a Thiago, por favor". Su padre, Victor Correa, narró el momento de la tragedia, indicando que hablaba con su hijo sobre la vida justo antes de que ocurriera el tiroteo. La súplica de la familia puso de relieve el profundo impacto emocional que ha causado la muerte del niño en una sociedad que, a pesar de sus problemas de inseguridad, no está habituada a tragedias de esta magnitud.
Argentina ha visto una reducción en su tasa de homicidios, que en 2024 se situó en 3.8 por 100,000 habitantes, la cifra más baja en 25 años. Sin embargo, este caso particular ha reavivado el debate sobre la seguridad y la violencia en el país. La muerte del pequeño Thiago ha confrontado a la sociedad con la realidad de la violencia en contextos que no solo afectan a los directamente involucrados, sino también a inocentes que se ven atrapados en el fuego cruzado.
La reacción política a este suceso ha sido intensa, polarizando aún más el debate sobre la seguridad en el país. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, defendió las acciones de Fajardo, diciendo que actuó en legítima defensa y enfatizando que los delincuentes son los verdaderos responsables de la tragedia. "Deben pagar con prisión de cadena perpetua", afirmó Bullrich en redes sociales, desatando reacciones entre los sectores que exigen una revisión más crítica de las políticas de seguridad.
Por otro lado, el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, tomó un enfoque más cauteloso. Evitando colocar la responsabilidad sobre el policía, instó a la justicia a esclarecer los hechos rápidamente. Kicillof argumentó la necesidad de inversión en la seguridad pública y de crear un tejido social más fuerte en lugar de simplemente aumentar las medidas punitivas. "No hay frases de magia o marketing que resuelvan problemas tan complejos y profundos", tuiteó, señalando la necesidad de abordar las raíces de la delincuencia.
Este incidente no es un caso aislado en la historia reciente de Argentina. Un año antes, un niño de nueve años resultó herido de muerte durante un tiroteo en un contexto similar, donde un oficial de policía fue arrestado y acusado de asesinato. La repetición de tales casos pone de manifiesto la urgencia de una revisión integral de las políticas de seguridad en el país.
Ante este contexto de violencia y inseguridad, la familia Correa ha decidido buscar justicia no solo para su hijo, sino también para abordar la crisis más amplia que enfrenta Argentina. La sociedad clama por respuestas y por un cambio en las políticas que aseguren la protección de los más vulnerables en situaciones de riesgo. La lucha de la familia de Thiago podría convertirse en un símbolo de resistencia y cambio para un país que busca equilibrar seguridad y justicia en un contexto cada vez más complicado y polarizado.
Las repercusiones de este trágico incidente aún se sienten en las calles de Buenos Aires, donde la seguridad sigue siendo un tema candente, y la comunidad exige un cambio que impida que situaciones tan desgarradoras se repitan en el futuro. La memoria de Thiago Correa se convierte así en un llamado a la acción por parte de una sociedad que no puede aceptar que la inocencia de un niño se pierda en medio de la violencia.